El maguey y la biodiversidad

Diferentes vriedades de maguey en un paisaje

Usualmente, la gente relaciona al agave o maguey* con climas áridos, lugares de poca precipitación, pero este gran conjunto de plantas ha sabido adaptarse de muchas maneras. Su diversificación ha llegado a tal grado que podemos encontrar ejemplares que poco se asemejan a los otros de su categoría y que además pueden vivir en diferentes regiones, desde altas y frías, hasta bajas y húmedas. Cuando se habla de biodiversidad, estamos hablando de diferentes estratos, capas o escalas de interacción de los organismos en las que podemos, de manera más o menos coherente, puntualizar la riqueza que existe en la vida. Además, Este artículo aborda la diversidad biológica en diferentes escalas a la que está asociada el maguey*.

¿Qué es la biodiversidad?

Los elementos bióticos de la tierra, es decir los elementos vivos, se encuentran en una constante diversificación. Este proceso es conducido por la especiación causada por diferentes factores evolutivos que interactúan en los ecosistemas. Flora, fauna, fungi, protozoarios, virus, se relacionan en ambientes que les van otorgando nichos para su subsistencia o la erradicación de sus poblaciones. Este hecho es tan desafortunado para algunos como lo es afortunado para otra población que entonces puede ocupar ese lugar. Es común que las especies se extingan, así como también es común que nuevas especies continúen desarrollándose. De tal modo, existimos diversos organismos muy variados que nos vamos repartiendo en las diferentes cuencas y territorios del planeta.

La biodiversidad se refiere a los censos que elabora la biología hace para estudiar la magnitud y calidad de esta riqueza. Es importante notar que este concepto estamos trata con el entendimiento de sistemas a diferentes escalas, sistemas anidados uno dentro de otro. Esto quiere decir que un conjunto de sistemas, a su vez, dan pie al entendimiento de un sistema mayor del que forma parte o que dentro de sí contiene otros sistemas. De hecho, es muy fácil poner de ejemplo la biología del cuerpo humano: un conjunto de células conforma un órgano; un conjunto de órganos conforma un tejido, un conjunto de tejidos, un aparato que desempeña una función en nuestro cuerpo.  El estudio de la biodiversidad, entonces, se concentra en tres niveles sistémicos: los ecosistemas, las especies y la diversidad genética dentro de cada especie.

 

El “Convenio de Naciones Unidas sobre Conservación y Uso Sostenible de la Diversidad Biológica” define el término así:

 

“La biodiversidad es variabilidad de organismos vivos de cualquier origen, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres, marinos y otros ecosistemas acuáticos, y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas

 

El concepto de biodiversidad es muy relevante para el contexto actual donde tenemos un sentido de inseguridad y riesgo debido al impacto ambiental que las actividades humanas tienen en el ambiente. De hecho, cuando el entomólogo Edward O. Wilson ocupó el término como sinónimo de diversidad biológica estaba tratando de alertar a la población mundial sobre la destrucción de los ecosistemas, además de la acelerada tasa de extinción de muchas especies. Y es que, la destrucción, alteración y simplificación de los hábitats habituales ha incrementado rápidamente las tasas de extinción y eliminado ecotipos, erosionado la diversidad genética y el potencial para su desarrollo (Wilson 2002). Es por esto por lo que el concepto de biodiversidad frecuentemente se asocia al de conservación de hábitats y paisajes. Por eso la necesidad de comprender y comunicar la biodiversidad en sus diferentes niveles. En este caso, la biodiversidad asociada al maguey.



Los ecosistemas donde vive el maguey

Una clave del pensamiento ecológico es que es sistémico. Nada se genera espontáneamente ni mucho menos es que las cosas se encuentren elaboradas por unx arquitectx invisible que encuentre “match” entre diferentes especies y nichos ecológicos. El concepto de emergencia dentro del pensamiento sistémico resuelve esta aparente paradoja: existen confluencias de eventos y dinámicas complejas entre diferentes elementos, de tal forma que en algún momento se encuentran y logran generar un nuevo sistema.

Por ejemplo, el origen del género Agave se da hace unos 10 millones de años, momento en el que comenzaba el proceso de aridificación de Norteamérica, aumentaron las temperaturas y disminuyó la disponibilidad de agua. También recordemos que no hay un momento exacto en el que brotó un primer maguey de la nada, sino que algún tipo de planta fue cambiando poco a poco hasta caber en dentro del rango típico de lo que consideramos que es un maguey (Equiarte, Souza 2007).

Debido a la gran diversidad topográfica y climática que se da desde las regiones que hoy conocemos como Estados Unidos de América hasta Colombia y Venezuela (García-Mendoza 2002), junto con las estrategias adaptativas del maguey, este pudo diversificarse en diferentes ambientes ecológicos. Debido a sus diferencias genéticas, además del aislamiento poblacional se llevaron a cabo procesos de especiación.

Género Echeveria de la familia Crassulaceae. Estas plantas dan nombre al mecanismo de respiración CAM (Crassulacean Acid Metabolism). Foto de Expresiones Bioculturales.

Algunas de las adaptaciones morfológicas y fisiológicas más importantes del género fueron la suculencia de sus hojas, el mecanismo fotosintético CAM (Crassulacean Acid Metabolism) y el espiral de su roseta, sistemas involucrados en la preservación de agua dentro de la planta. De esta forma han podido tener ventajas competitivas para adaptarse a condiciones áridas y semi-áridas, nichos de una competencia relativamente menor.

Usualmente en esta escala o nivel de diversidad se considera la interacción entre comunidades de diferentes plantas, hongos, bacterias, animales, etcétera, entre sí mismos, además de con los factores abióticos del lugar donde se encuentran. Estos factores son los escurrimientos hídricos y fuentes de agua, la temperatura y la geología y el tiempo. El género de los magueyes no representa a toda esta otra diversidad, pero sí podemos mostrar de cómo actúa y se relaciona en los diferentes ecosistemas donde se encuentra.

Agave marmorata en matorral xerófilo. Observación de Colin Barrows. iNaturalist.

Agave pendula en bosque tropical perennifolio. Observación © Ignacio Torres García. iNaturalist.

Agave filifera en bosque tropical caducifolio. Observación © Luis F. Ramírez_. iNaturalist.

Agave atrovirens en bosque de pinus-quercus. Observación © hsplendens. iNaturalist.

La diversidad de especies de maguey

Cuando nos referimos a la diversidad de especies de maguey, estamos haciendo un contraste entre las poblaciones de diferentes ecotipos o formas en las que un rango de plantas ocupa un nicho ecológico. Ejemplo, el Agave pendula forma poblaciones que tienen las características suficientes para ocupar zonas selváticas y húmedas, no así otras variedades de maguey. Las poblaciones de Agave peacockii, A. marmorata, A. angustiarum, A. stricta, entre otras, tienen habilidades que les permiten prosperar en el árido ecosistema de la Reserva de la Biósfera de Tehuacán Cuicatlán. Las capacidades de las poblaciones de A. angustifolia le permiten subsistir correctamente en diferentes tipos de climas y vegetaciones. Podemos ver que diferentes especies que tienen diferentes morfologías y fisiologías se adaptan de manera diferente a cada tipo de ecosistema. Este tipo de contrastes son los que nos interesan al estudiar la diversidad en el nivel de las especies de un género dado.

Hablando en términos estrictos, se reconocen poco más de 200 especies de Agave. Sin embargo, en la biología también se puede describir un género de Agave más amplio dentro del que caben algunas otras especies muy cercanas al rango de los agaves. A esta categorización se le llama el género sensu lato del cual se pueden contar hasta 250 especies de Agave. Sin estar cerca de los géneros de plantas más grande en número, sí podemos considerar a los magueyes como plantas con un alto grado de diversificación, sobre todo si las asociamos a la variedad y cantidad de usos que tienen a lo largo de su zona de distribución. Cada especie de maguey, en función de sus atributos, puede funcionar como alimento, bebida refrescante, bebida alcohólica, material de construcción, textil, agujas y otras herramientas de trabajo, planta para formar terrazas, etcétera.

Se piensa que una de las características principales de todos los magueyes es que mueren justo después de su evento de floración, sin embargo, precisamente dentro del género sensu lato hay especies que escapan de la semelparidad. Algunos agaves, en sentido estricto, ocupan la propagación clonal como una estrategia de reproducción que no depende de los eventos de floración, sin embargo las categorías Manfreda, Polianthes, Prochnyanthes (dentro del género sensu lato) producen inflorescencias anuales, probablemente por la adaptación a climas más templados y a la polinización por insectos. (Eguiarte et al., 2000; Good-Avila et al., 2006; Rocha et al., 2006)

Los agaves han tenido, y siguen teniendo, un activo proceso de especiación debido a sus formas de reproducción e intercambio genómico. Abisai García Mendoza menciona que “los procesos de especiación implican cambios rápidos en el genoma debido a la hibridación por lo que es posible considerar que el género se encuentra en una etapa de evolución activa” todavía. Por lo tanto, seguiremos percibiendo como se siguen categorizando las especies y adaptando poco a poco a un mundo cambiante.

La diversidad genética del maguey

La diversidad genética hace referencia a la manera en que varían los individuos dentro de la misma especie, es decir, la variación que se lleva a cabo dentro del A. potatorum en comparación a sí mismo no comparándolo con otra especie. Y lo mismo con el resto de las especies.

Sabemos que la variación genética es importante, puesto que esta representa propiedades y características que ofrecen ventajas competitivas a los individuos en ciertos contextos. Uno de los casos más emblemáticos de la biología evolutiva es el de la polilla moteada (Biston betularia). Cito directamente esta narración de la Wikipedia:

“Con el advenimiento de la revolución industrial, especialmente en Inglaterra, la atmósfera se llenó cada vez más de polvo de carbón, el principal combustible usado para las máquinas de la época. En consecuencia, en las regiones industriales se oscurecieron las cortezas de los árboles. Debido a este cambio ambiental la forma melánica [oscura] de Biston betularia adquirió una ventaja críptica con respecto a la forma clara, convirtiéndose en poco tiempo en numéricamente prevaleciente.2​ Este fenómeno, de melanismo industrial es considerado de gran ayuda para comprender el mecanismo de la selección natural.”

Si consideramos que estos cambios genotípicos dentro de la misma especie se comienzan a volver una norma y son características heredables, entonces se podrá observar la diferenciación entre diferentes poblaciones, en este caso la polilla oscura y la polilla clara. Llegado un punto de diferencias suficientes podrían llegar a considerarse especies diferentes. Este fenómeno de melanismo industrial ha sido de gran ayuda para la biología evolutiva en el intento de comprender el mecanismo de la selección natural y la evolución.

En los magueyes se puede observar que unos se adaptan mejor sin espinas, pero otros con espinas que los hace repeler muchos herbívoros que quieren alimentarse de su follaje.

El estudio de la genética de poblaciones de las especies es crítico para entender cómo están evolucionando, adaptándose y coexistiendo, así como para proponer estrategias de manejo adecuado. (Eguiarte, 1990). Por ejemplo, se ha observado que las poblaciones de magueyes no domesticados generalmente presentan mayores niveles de variación genética, mientras que las poblaciones cultivadas tienen muy poca diversidad genética. (Equiarte, Souza 2007) Este hecho, no sólo en el maguey, sino en muchos otros cultivos (monocultuvos) haya existido un diezmo en poblaciones enteras por no tener condiciones que permitieran a una población resistir plagas u otro tipo de condiciones ambientales. Fundamentalmente, la variabilidad genética es el rango de material genético en los organismos de una población que pueden proveer de opciones y variedad para el futuro. Conservar la variedad genética significa un seguro para el futuro.

Reflexiones críticas

Este blog no sería lo que es, si no se metiera en camisa de once varas. Este blog no sería de antropología y filosofía si solamente hiciéramos descripciones y no críticas o reflexiones.

 

Los números parecen algo sacado de un programa de beneficencia gubernamental. Los números de las especies se volvieron la moneda de la diversidad. En filosofía, la situación en la que los números o la magnitud que se puede medir sobre algo es lo más importante, se llama postura utilitarista. No es que sea inherentemente malo medir la cantidad, sin embargo puede ser un hecho que nos desvíe del camino para un buen vivir. Para muchos, como para los argumentos de movimientos enfocados en la conservación de la naturaleza, la biodiversidad es tan dogmática que el movimiento de conservación tiene como propio objetivo proteger la biodiversidad. Para otros, como para el Papa Francisco en su encíclica, la biodiversidad representa un valor para asegurar nuestras opciones para el futuro, lo cual tiene más sentido. Esto significa que entre más opciones diferentes existan habrá más posibilidades de sortear los acontecimientos que nos traiga la Ley de Murphy que establece que entre las opciones más probables y posibles, la peor es la que sucederá. Para esos casos están planeados los seguros, como el seguro de la biodiversidad.

Pero lo cierto, es que no toda la biodiversidad ha existido ni existirá para el futuro. Está en un constante proceso de lucha y cambio. De hecho, podríamos decir que hay ciertos elementos de la biodiversidad que son dañinos para grandes poblaciones, como parásitos y enfermedades. No todo el tiempo, queremos proteger el mayor número de especies y variedad genética posible.

El concepto de biodiversidad no representa nuestras intenciones éticas reales, por eso en algunas ocasiones puede llegar a opacar nuestros verdaderos valores hacia la naturaleza. En este sentido, incluso puede llegar a ser un concepto perjudicial en nuestra relación con el ambiente en el que vivimos. Por ejemplo, a veces el factor de escasez de una especie tiende a incrementar su valor, como en el caso de magueyes como el tepextate, jabalí o arroqueño. Sin hacer si quiera referencia a conceptos económicos de seguridad o costo de oportunidad, el valor no está en la variedad de la vida, sino en la vida misma.

Sin embargo, una nueva corriente toma fuerza, un marco socio-ecológico de la biodiversidad en el que podamos operar no sólo por el beneficio de “conservar”, sino por el hecho de visibilizar las maneras en las que humanos y no-humanos estamos conectados, vida y no vida coexistimos impactando mutuamente nuestra realidad. La biodiversidad, bajo este esquema de pensar y actuar, no es puramente un asunto de biología, sino de la interpretación de diferentes valores y contextos sociales que se encuentran situados en un entorno. La biodiversidad ya no debe ser un concepto que siga construyendo la falsa dicotomía entre humanidad-naturaleza.

Podemos enfocarnos en los números. Si salimos a nuestros jardines, camellones, incluso campos de cultivo, ¿cuántas plantas diferentes vemos? ¿Cuántos animales diferentes? En ese caso, los números son muy elocuentes, nos dicen que somos muy pobres de una riqueza para comer, explorar, jugar, crear. La elocuencia de los números está en lo que nos pueden hacer sentir. Es claro que la biodiversidad debe salir de las manos de las y los biólogos para volverse un planteamiento social, cultural, económico, estructuras llenas de subjetividades.

Cuando los conceptos objetivos se vuelven normativos, también se vuelven dogmáticos, se convierten en un sinsentido. Es importante pensar en la biodiversidad, pero es más importante ser críticxs ante la convivencia que compartimos con agencias humanas y más que humanas.

Notas:

* En este texto uso de manera indistinta el término maguey y agave. Las ocupo como sinónimos aunque no necesariamente lo son. En este caso, ocupo esta palabra como el denominador genérico de esta categoría de plantas.

Referencias:

1.         Eguiarte, Luis E.  y Souza, Valeria. (2007) Historia natural del Agave y sus parientes: Evolución y ecología en Lo Ancestral hay futuro: del Tequila, los mezcales y otros agaves. México: CICY, INE, CONACYT, CONABIO

2.         García Mendoza, A., Ordonñez, M. J., Briones-Salas, Miguel (2006) Biodiversidad de Oaxaca. México: Instituto de Biología, UNAM, Fondo Oaxqueño para la Conservación de la naturaleza, World Wild Fund

3.         García-Mendoza, A. 2002. “Distribution of the genus Agave(Agavaceae) and its endemic species in Mexi-co”, en Cactus and Succulent Journal ( US ), núm. 74,pp. 177-187

4.         Faith, Daniel P., "Biodiversity", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Fall 2023 Edition), Edward N. Zalta & Uri Nodelman (eds.), URL = <https://plato.stanford.edu/archives/fall2023/entries/biodiversity/>. https://plato.stanford.edu/cgi-bin/encyclopedia/archinfo.cgi?entry=biodiversity

5.         Gentry, H. S. (1982). Agaves of Continental North America. Tucson: Univeristy of Arizona Press

6.         Wilson, E. O. 2002. The Future of Life. Random House: New York.          


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Una historia crítica de la taxonomía del género Agave